LA
NUEVA CASTA
La
casta política, esa locución ya puesta de moda que ha cuajado en la
opinión pública ante la evidencia de las pruebas. Pese a todos los
acontecimientos aún queda gente que se resiste a creerlo, ya sea por
ignorancia o por querer omitirlo y seguir viviendo en la cómoda
postura pasota.
Esta
“nueva clase” no tan nueva, tiene su origen mucho antes de que
algunos naciéramos, mientras nuestros padres y abuelos conquistaban
derechos, la semilla de la casta, de la nueva clase política estaba
ya brotando. Primero se facilitó y allanó el terreno para las
nuevas reformas, para el nuevo futuro que nos esperaba. Un futuro
basado en la especulación, el clientelismo, muy parecido al
feudalismo pues quien más dinero tiene más manda, y los títulos
nobiliarios son billetes en el bolsillo. Clientelista, como una
especie de vasallaje del “yo conozco” o “tengo un primo”. Por
desgracia esclavista, basado en la competitividad, y que conlleva a
que algunos países oferten sueldos miserables, a la rebaja de los
precios, a que se mantengan en el estancamiento económico, y a
sumirlos en la pobreza.
Así
ha sido, y ahora de esos polvos estos lodos, todos las manos a la
cabeza, gritando de lado a lado, como en una película de
extraterrestres en la que nos invaden en la sombra y nos lavan el
cerebro, nos dominan y no podemos escapar, nosotros no respiramos en
el espacio y ya han invadido la tierra entera. Es macabro, parece un
montaje.
Nos
crían, como a pollos cebados y cuando alcanzamos la madurez nos
encontramos en el jardín de las delicias, rodeados de destrucción,
todos están corruptos, la gente piensa raro, la televisión solo
anuncia desastres, y nos roban todo con lo que habíamos vivido.
Algunos
ya se han adaptado al sistema, pero otros se resisten a creérselo y
luchan por aquello que más quieren.
Nuestros
ídolos, ¿Os acordáis de los Pokemón?, es una trama de corrupción.
No sabíamos que eran los políticos, ni que algunos de la vida real
eran del Team Rocket. Anécdota curiosa pero que se suma a una lista
de cientos y cientos de casos de manchas corruptas. Pienso en forma
de metáfora mitológica que o es una hidra a la que le cortas la
cabeza y le sale otra o aquí le estamos cortando las uñas a un
dragón de ocho cabezas.
Lo
que ahora nos afecta es la educación, una educación maltratada,
recogida en nuestra constitución y se supone que garantizada. Pero
también nos hemos dado cuenta de que no vivimos de supuestos,
vivimos de realidad. La realidad nos dice que la educación está en
mínimos históricos desde la transición y equivocadamente algunos
nos consolamos pensando que puede ser síntoma de la necesidad de una
nueva transición política. La sanidad, la justicia, dependencia,
servicios sociales... está todo retocado, preparado y allanado para
incluirlo al nuevo sistema privatizador.
Por
otro lado las administraciones públicas, los políticos, los
opinólogos, la prensa de desinformación, los empresarios, todo
ahora es un problema a reformar, pero para consolidar una democracia
que todavía no ha llegado realmente hay que romper ese montaje que
favorece el robo, el lucro de algunos.
Tengo
que decir que hay esperanza, podemos cambiarlo todo, pero tenemos que
hacerlo con fuerza.
Miremos
a nuestro alrededor, a todos los mayores comprometidos que tampoco
renuncian a dejarnos a todos una vida mejor, el mejor ejemplo de
altruismo, pues ellos ya saben que no disfrutarán de cualquier
mejora que se produzca y se irán muchos con el ánimo de que al
final dejaron algo que no era lo que ellos querían.
Las
personas que diariamente se comprometen, dan parte de su tiempo “el
tiempo es vida” y nos la dedican y se la dedican al futuro.
Los
jóvenes que son el futuro, en potencia son los que van a sufrir las
consecuencias de nuestra dejadez, nuestro desinterés, nuestras pocas
ganas. Mirar a tu hermano pequeño, a tu sobrina, a tu primo, a la
hermana de tu amigo y pensar, que será de ellos. Nadie sabe que va a
pasar, pero si pensamos en el camino que llevamos nos precipitamos a
imaginar el peor de los desastres.
¿Quién
lo va a evitar? Los que nos roban, nos recortan, nos reprenden, nos
acusan, nos manipulan, nos esclavizan NO. Lo más razonable es pensar
que tenemos que ser nosotros mismos los que tomemos las riendas de
nuestro futuro y no relegar las decisiones que nos afectan a gente
tan incompetente y con frecuencia interesada.
Finalmente
comunicar mi asco, mi repulsa, mi más vomitivo insulto a los
culpables de todo esto y a los responsables y cómplices de nuestra
desdicha. Mis peores deseos para los corruptos, los que nos venden,
de un color u otro, los que nos convierten en precarios, los que nos
traicionan, los que nos engañan, los que se callan, los que asienten
y los que consienten. Un saludo y mi fuerza y ánimo a los que
luchan, no se calla, piensan, combaten, se alzan, se manifiestan,
salen a la calle, colaboran, ayudan, simpatizan, los que se han
tenido que exiliar, los parados, los que ya no tienen nada, los que
quieren una democracia que no llega y los que todavía resisten.
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